jueves, 2 de abril de 2009

SEGUIMOS EN MI OFICINA, YO ESTABA BASTANTE PREOCUPADA…

Jesús, en silencio. De pronto me dijo:
-¿Me puedo quedar aquí?
Le dije que sí, pero invisible y que luego a la noche me gustaría tener una conversación. Toque el timbre para llamar a los Ingenieros.
-¿Está mejor, Jefa? me preguntó el Ingeniero 1.
-Sí, estoy mejor, pero…
El Ingeniero 2 intervino:
-¡Qué responsabilidad el hecho de que cada vez que lo llame aparezca!
Yo contesté:
-Sí, es una gran responsabilidad y por eso espero que ustedes me ayuden.
-¿Y no sería bueno que consulte a un psicólogo?
-No me venga con tonterías, ¿qué va a poder un psicólogo contra Jesús?
-Bueno no le dije para pelear contra Jesús, le dije para que usted pudiera hablar con algún especialista.
-Especialista ¿de qué? ¿Acaso hay algún especialista de los superpoderes de Jesús?
El otro Ingeniero agregó:
-Sí, claro, Dios.
-¿Pueden dejarme sola, por favor?
-Sí, cómo no.
-Cualquier cosa nos llama, Jefa.
Ya en mi casa, lo llamé a Jesús para preguntarle qué conversación había tenido con su padre.
-Jesús, Jesús.
Y Jesús no aparecía.
-Y ahora ¿qué te pasa? ¿por qué no apareces? ¿o fue todo producto de mi mente enferma? ¡Jesús, mierda!
-Sí, Bella, ¿me llamabas?
-¿Por qué tardaste tanto tiempo en aparecer?
-Tenía miedo que me regañaras.

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