sábado, 11 de abril de 2009

CAMINABAMOS UNO AL LADO DEL OTRO SIN MIRARNOS, YO LO MIRABA DE REOJO

Caminábamos uno al lado de otro sin mirarnos, yo lo miraba de reojo, él de vez en cuando sonreía levemente, de golpe, una pregunta terrible se me cruzó y sin pensar, se la hice:
¿Por qué no te vuelves al cielo? Y él me contestó rápidamente:
Porque no puedo
¿Cómo que no puedes?
No puedo, no, no puedo.
No me vaciles, ¿me haces el favor de decirme por qué motivo no vas a poder volver al cielo?
Hubo algo que no te conté de la conversación con mi padre.
- Qué, ¿también mentiroso? Y aceleré mi paso, él me seguía a cierta distancia. No podía ver mi cara, pero yo estaba sonriente, me hacía mucha gracia que Jesús mintiera como todos los mortales, traté de ponerme seria y me di vuelta y le dije como severa:
- MENTIROSO
- Y comencé a correr como una chiquilla a toda velocidad, pero con el asunto de los superpoderes él ya estaba esperándome en la esquina Yo hice como que no lo veía y me lo llevé por delante, nos caímos los dos al suelo pero él esta vez hizo algo para que yo no me golpeara. En ese momento sentí una gran ternura hacia él, pero igual le volví a preguntar
- ¿Por qué me has mentido?
- No te he mentido, no te he dicho toda la verdad, considerando que tu eres muy sensible.
- ¿Cómo de sensible?, ¿acaso tú me conoces en profundidad?
- No, no te conozco en profundidad pero tú eres muy sensible.
- ¿Y de qué se trata eso que me haría tanto daño?
- Jesús no me contestó y comenzó a caminar, ahora era él el que caminaba adelante y yo lo seguía a unos pasos, de golpe Jesús se dio vuelta me miró muy seriamente, creo que a los ojos y me dijo:
- ¿Y tú por qué me preguntas porqué no me voy al cielo es que no soportas que viva en la tierra?, que si aparezco porque aparezco que si desaparezco porque desaparezco, eres muy sensible.
- Porque no te dejas de rollos y me cuentas toda la verdad, toda la verdad y me comencé a reír que no daba más, me sentía una madre gritándole a su hijo pequeño por que le había mentido
- Jesús comenzó a reír francamente y nos abrazamos por primera vez. y me tomo en sus brazos y me lanzó hacia arriba unos 20 metros y yo no caía sino que descendía como volando cuando terminé de bajar y estaba otra vez a su lado le pregunté inquieta,
- ¿me estás transmitiendo algunos superpoderes? Y Jesucristo sonriendo me dijo.
- Bueno, si tu lo dices…

No hay comentarios:

Publicar un comentario