martes, 23 de febrero de 2010

QUERIDA:

Me tocó la nieve en las espaldas,

una palmada alegre cariñosa,

me sentí acariciado por mi madre,

fui feliz.

La nieve me tocó el corazón.

Anochece y del día,

sólo me queda el recuerdo de la bruma.

Así de frágil fue todo esta mañana:

nieve y carmín.

Deletreamos con cuidado cada uno su nombre:

Yo soy la Blanca Nieve de tus sueños.

La pétrea belleza del cristal,

marina alondra de los valles,

amiga de la tristeza de la muerte.

Yo tuve ganas de decirle:

Soy el poeta, el grande,

el creador de la palabra Mujer

y no le dije nada.

miércoles, 17 de febrero de 2010

QUERIDO:

Pleno de confusión me arrastro sin saber,
¿dónde el amor se pliega sobre mí?
¿dónde la poesía abre sus alas?

Recorro viejos vestigios, ilusiones,
letras del océano, profundidades,
entre cataclismos,
abro fuego contra mis propios ojos.

No quiero ver mujer de la locura,
girando en el espacio, tu soledad.
Recuerdo tu cintura, mimbre estremecido,
cuerpo salmón, dorado pez,
profundo alarido de clemencia

Cuerpo de mujer,
Cuerpo de mujer.
Ceniza.
Vuelo.

miércoles, 10 de febrero de 2010

QUERIDA:

Recuerdo lucha feroz, deseos,
entre mi piel y tu conciencia.

Siempre triunfaba el tiempo.

Tu aliento enfurecido,
era el rocío de la tarde.

Escupías sobre mí,
palabras como ángeles,
besos,
granadas de locura.

Con serena voz te recitaba,
los versos donde un hombre,
era una seca lágrima perdida.

Tu fuego era el fuego,
-maderos de la cruz-
ardía todo el tiempo.

domingo, 7 de febrero de 2010

FUI LO QUE SE DICE UN BUEN FENICIO, EN TODO

Fui lo que se dice un buen fenicio, en todo.
No era navegar por navegar, mi oficio,
mi oficio era tenderme entre los puertos.

Rosa perdida de perfumes rotos,
color de soledad, dejaba en cada puerto,
un infinito brote de locura.

No estoy perdido de amores sino de tedio:
ya nadie corre por los peldaños de mi mente como tú,
ya nadie abre su fuente con alegría y deseo para mí.
Yo ya no veo tus ojos en lo profundo de mis manos.

Navegar por navegar no es mi oficio,
arrancar trozos de la nada y unirlos en conjuro,
ese es mi oficio silencioso y tenaz, como de versos,
mi oficio no se puede aprender, no sabe, es ciego.

Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista"

viernes, 5 de febrero de 2010

CUANDO ENVEJEZCA de Miguel Oscar Menassa

Cuando envejezca
cuando mi piel se caiga,
porque soy incapaz de sostenerla,
entonces, mi palabra. levantará la voz.
Agonizando, el canto,
se hace más fuerte que viviendo.