miércoles, 4 de febrero de 2009

DESPUES DE LA LECTURA DEL POEMA ME MIRO COMO UN HOMBRE NORMAL...

Le leí el poema sentados los dos en el desierto:

VENIAS A BUSCARME PROVENIENTE DE UN VERSO

Venías a buscarme
proveniente de un verso
despeinado y abierto
con el viento a favor
a tal velocidad
que no podías detenerte.
Después para poder besarme
dabas vueltas y vueltas
hasta caer rendido
casi muerto en la arena.
Yo te besaba el rostro,
las manos, las mentiras;
con mi lengua limpiaba
la arena de tus pies.
Y tú, muerto o cansado
soñabas que dormías
a mi lado, en la arena
y cristales del tiempo
caían en bandadas
sobre nuestra piel.

Después del poema él me miró con cierta ternura de hombre y me dijo:
- Nunca seré un hombre normal, vine a la tierra para morir.
- Ja...Ja...Ja.... Todos venimos a la tierra para morir. Somos una especie mortal.
- No, eso ya lo sé, lo inventó mi padre, pero yo vine a la tierra a cumplir una misión.
- Y qué misión es esa que se cumple muriendo ¿no serás un esotérico?
- No, mi muy bella de mis pocos días, he venido a morir, según mi padre, para salvar a la humanidad.
-A mí me parece que tu padre está equivocado.
-Cómo dices eso de mi padre, nunca se equivoca.
-Todos los padres se equivocan.
-¿Ah, sí? ¿Cuál es la equivocación de mi padre?
- Mira, Jesús, te lo digo una sola vez y no te lo digo más. La humanidad no tiene salvación, así que te prohíbo (y diciendo esto tomé una lanza del aire y le apunté a la cabeza) que mueras, la humanidad no tiene salvación.
- ¿Entonces, mi padre se habrá equivocado?
- Todos los padres se equivocan.

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