viernes, 15 de mayo de 2009

No pude parar de llorar.

No pude parar de llorar. Y me arrastré por la casa y hasta creo que golpeé con mis puños las paredes y Jesús no aparecía y mi madre había muerto y yo, tan sola, también moriría ahogada en mi propio llanto.
De pronto unos golpes en la puerta me hicieron correr hacia la entrada de la casa sintiendo que esta vez sí, era Jesús, que apiadándose de mí, había venido a consolarme.
El susto que me di al abrir la puerta fue muy grande, mi madre acompañada por el Dr. Urrutia Velasco, Psiquiatra Jefe del Hospital Central, amante de mi madre.
Estaba al borde del desmayo.
Tambaleante, los hice pasar al salón y me metí en el cuarto de baño a mojar un poco mi cara y refrescarme.
Mientras tanto, mi madre le preguntó al médico:
-Y, ahora, ¿dónde se ha metido esta chica?
Y el bestia del médico contestó:
-Déjela, se estará drogando.
Cuando volví a entrar en el salón, mi madre le preguntaba, con cierta inquietud, a su amante psiquiatra:
-Y ahora, ¿qué tenemos que hacer?
A lo cual el psiquiatra contestó:
-Esto se arregla fácil con una internación, en 15 días está como nueva.
Yo intervine para decir:
-¿De qué están hablando?
-De ti, nena, de ti estamos hablando –contestó, mi madre, mirándome.
-El Dr. dice que estás muy enferma, que conviene internarte.
-¿Y cómo sabe el doctor que estoy enferma si no me revisó?
Y mi madre, haciendo un gesto con sus manos sobre su cabeza como indicando que yo estaba loca, me dijo:
-¡Las cosas que dices, nena!
-¿Y qué tienen de malo las cosas que digo?
-Hija... decir que estás enamorada de Jesús, el hijo de Dios, ¿te parece normal?
-Pero mami, no todo lo anormal es locura, además, Jesús existe.
-Sí señorita - intervino el psiquiatra- todos sabemos que Jesús existe, lo novedoso y algo delirante es que se ponga de novio con una mujer común.
-Tenga cuidado con lo que dice que yo no soy una mujer común, soy ingeniera, escritora y la novia de Jesús. ¿qué le parece?
- >A mi me parece que usted está un poco trastornada, que lo mejor es internarla...

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