martes, 14 de julio de 2009

Recital de poesía de la poeta argentina Norma Menassa. Colegio Mayor Argentino Nuestra Señora de Lujan. Domingo 19 de julio a las 19 h.


POEMA DE LAS TARDES

En este banco de piedra una paloma deja una pluma negra
y emprende el corto vuelo hacia el cuadrado de su celda
que habita el monasterio,
velando con el humo del incienso
los techos de las casas que se enriquecen de ninfas
e inocencias perdidas en el murmullo de las oraciones.

A través de cristales helados y pies fríos
ensaya la soledad, azules estremecidos que no alcanzan
a transformar el desatino.

Ni una limosna mas y quiero que me olvides.

Mientras la orquesta llena el aire de Aranjuez y de Bolero
y la tierra se abre en redondo de escenarios
para que dance sobre la punta de las horas abolidas
mirando con fijeza la estrella inalcanzable que nunca titubeó,
y arrastra al pensamiento sin custodias
al inolvidable momento de la historia
donde el tiempo se atavía de fantasmas.

Me ordenabas cantar desde la lejanía
y desobedecía desde el oscuro enjambre de las sombras
y en vez de la garganta y de las cuerdas
abría los cartílagos del aire en lenta inspiración
y el aire era un aroma de rosas encendidas
que apagaban su fuego en el otoño,
amarillo vitral ahora enrojecido de perfumes profanos
acunando a la niña exiliada de la fiesta,
que llora de maldad y desata sus trenzas de metal
imitando las maneras feroces de caer
como el oro licuado despreciando la frialdad y los reflejos,
provocando a los astros.

Un demonio me arrastra al crimen imperfecto
y me somete al siniestro sobresalto olvidando los perfumes ofrendados
y esa mano que deseaba tocarme sostiene el sacrilegio
de un espejo estallado,
impura desnudez buscando la noche en la severa fuente de los sueños.

Pero... quieres tocarme?
si es por mí y para mí el perfume de rosas,
si es que mis jardines tienen un destino de abismo encandilado
de una antigua luz, de una tierra primera, de un sombrío mortal,
nacido en la monótona patria malmirada de dioses
lejanos al horror, que ignoran el misterio y no entienden mi ira
rompiendo los diamantes y toda pedrería.
Diadema destruida, que enaltecida
deja solo el pavor secreto de la carne
mientras la pluma negra del pájaro se olvida
y el vuelo pertenece al cielo y aunque estoy aquí,
y aunque quieras tocarme,
y aunque seamos dos, no tendrás esta Reina,
sólo el genio del mal no tiene sombra.


NORMA MENASSA
Argentina, 1938

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