lunes, 19 de enero de 2009

EL SUEÑO FUE VERDADERAMENTE IMPRESIONANTE...

El sueño fue verdaderamente impresionante, de libro diría algún experto.
Cuando me quedé dormida pensé que esa noche soñaría con las desgracias del Ingeniero Jefe, que me llevaron a ocupar el cargo de Ingeniera Jefa.
El joven de 33 años muy parecido a Jesucristo y con una ternura casi divina, dijo: "antes de morir te concedo este baile". Y empezó a sonar un vals vienés.
El joven me tomó de la cintura y comenzamos a dar vueltas y vueltas y vueltas y vueltas hasta que yo, casi al borde del desmayo, caí en sus brazos.
Cuando nuestros labios estaban por juntarse en un beso infinito, sonando como suenan las sirenas del camión de los bomberos cuando van a apagar un fuego, la angustia me despertó.
Con lo que queda demostrado que mi amiga, la comentarista tenía razón: yo no sentía angustia por el beso que casi nos damos sino por lo que no se había visto, ni siquiera insinuado en el sueño. Lo que me angustiaba era lo que iría a pasar entre el joven de 33 años, parecido a Jesucristo y yo, después del beso.

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