lunes, 20 de abril de 2009

AHORA A VOLAR, LE DIJE A JESÚS...


Ahora a volar, le dije a Jesús y él moviendo la cabeza de derecha a izquierda y de izquierda a derecha me dijo:
-No, Bella, primero te cuento la conversación.
Y yo, desafiante le dije:
-No, Jesús, primero vamos a volar, después me cuentas la conversación.
Y Jesús como queriendo cambiar de conversación me preguntó ¿Tú siempre eres así?
-No, me pongo así cuando me contradicen con insistencia.
Y Jesús no tuvo cosa mejor que decirme:
-Así que eres caprichosa, una niña caprichosa.
- Así que una nena caprichosa, cuando estoy construyendo un puente si no hacen como yo quiero, se viene abajo el puente ¿entiendes, sabiondo?
Y Jesús, que ese día estaba de lo más humano, me respondió:
-Sí, entiendo que con tus empleados seas así, pero yo soy Jesús y no trabajo a tus órdenes, así que primero nos sentamos a conversar y luego, si todavía tienes ganas, volamos.
Habíamos llegado, caminando, casi sin darnos cuenta hasta el Retiro. Con sus caminitos siempre iguales y sus árboles gigantescos.
Yo no toleraba que Jesús quisiera educarme, así que tomándolo de la túnica, como para besarlo, le dije:
-Quiero volar, quiero volar.
Y lo zarandeé un poco. Jesús muy sorprendido me dijo:
-Bella, que me haces daño.
Y yo, le contesté gritando:
-No me importa, tú también me estás haciendo daño.
De golpe Jesús parecía enfadado cuando me preguntó tres veces seguidas:
-¿Quieres volar? Así que ¿quieres volar? Dime ¿quieres volar?
Y yo contenta a más no poder por haberlo vencido le dije cariñosa:
-Sí quiero volar.
Jesús tomando mi mano, parecía que cariñosamente, dijo en voz alta, mientras movía su mano como en un baile:
-Quieres volar, pues vuela.
Y salí volando, y la falda se levantaba y me tapaba los ojos y yo le mostraba el culo a todos los visitantes del Retiro y como no veía nada quedé enganchada en la última rama del árbol más alto del retiro.

sábado, 18 de abril de 2009

CLARO, JESUS, TODO SE HACE SIEMPRE CUANDO A TI SE TE OCURRE…

Claro, todo se hace siempre cuando a ti se te ocurre, ahora no tengo ganas de volar, me estoy dando cuenta que eres amoroso y a la vez un poco autoritario, ten cuidado que eso no nos gusta a las mujeres.
Jesús me miró, largamente, y mirando por encima de mi cabeza en dirección al cielo me dijo:
- Hay algo que le guste a una mujer, a ti por ejemplo, que no haya salido de su propio vientre.
- Ten mucho cuidadito con lo que dices que yo nunca tuve hijos, bueno hasta ahora.
- Hijos no habrás tenido en tu vientre, pero tienes ideas, sentimientos encontrados, caprichos, engreimientos., direcciones `previstas para todas las situaciones. Conmigo cada vez que no pienso como tu, o actuó de manera no esperada., te enojas, pones caras, hasta eres capaz de insultarme.
- No aguante más y no quise que siguiera enumerando mis defectos y poniendo cara de enojada le pregunté
- Y tu cómo sabes todas esas cosas de mí, no habrás utilizado tus superpoderes para meterte dentro de mi alma... eso si que no lo aguantaría, una cosa es que me leas los pensamientos pero cuando pienso y otra cosa muy distinta es saber como soy sin que yo te lo diga.
- Yo me guío por lo que haces o piensas cuando estamos juntos,.además meterme adentro tuyo para estudiarte lo tengo prohibido.
- -Bueno no empecemos otra vez con historias... Jesús me interrumpió para decirme.
- No son historias, me habías pedido que te contara la conversación con mi padre el día de la tormenta en el balcón de tu casa, ¿ te acuerdas ?...
Yo ya estaba muy nerviosa, Jesús nunca perdía su calma celestial y entonces le conteste.
- Si me acuerdo o que te crees que tengo una enfermedad mental. Mira no quiero decirte nunca más lo que te voy a decir, nunca me olvido de lo que me prometen.
- Bueno yo tampoco me olvido de lo que prometo, pero es que nos liamos con una cosa con otra que no hubo oportunidad ni tiempo para contarte la conversación con mi padre. Así que nos sentamos y te cuento aquella conversación.
Y yo que me sentía muy rara le dije mirando en dirección al cielo.
- - Pero no era que ahora iríamos a volar ?

lunes, 13 de abril de 2009

SEGUIMOS CAMINANDO CON JESUS PERO YO ESTABA MUY ALTERADA

Seguimos caminando, con Jesús, pero yo estaba muy alterada. El me había hecho volar pero yo había volado, la idea que más me presionaba que casi no podía caminar era si yo ahora tenía el poder de volar o había sido sólo un instante de locura o sin él a mi lado yo el único poder que tenía era el de escribir y los atributos que me concedían mis estudios y mi trabajo.
Caminaba muy despacito y luego aceleraba el paso con una sola idea, la idea que tenía de los aviones, que corrían, corrían y luego se elevaban, pero nada, casi al borde del enojo lo increpé a Jesús.
¿He volado, o no he volado? Y el tranquilamente me contestó,
-Has volado.
Fue entonces cuando elevé mis brazos hacia el cielo y pegando un gran salto hacia arriba intenté volar,. Caí pesadamente al suelo y Jesús esta vez no hizo nada para detener mi golpe contra las baldosas de la calle, caí de rodillas y aprovechando mi posición y que Jesús se elevaba a mi lado me abracé a sus piernas y llorando como una magdalena, llorando le pedí. le rogué.¡:
-Quiero volar, quiero volar como tú, por favor hazme volar. Y Jesús con mucha parsimonia me dijo
_ Primero te curaré las rodillas que las tienes todas lastimadas. Se arrodilló también él a mi lado y con una suavidad extrema pasó sus manos por mis dos piernas lastimadas. A medida que desaparecía la sangre y el dolor y mis piernas retomaban su color habitual yo me ponía muy, muy cachonda e intentaba besarlo y él me dijo tranquilamente :
-Ahora vamos a volar

sábado, 11 de abril de 2009

CAMINABAMOS UNO AL LADO DEL OTRO SIN MIRARNOS, YO LO MIRABA DE REOJO

Caminábamos uno al lado de otro sin mirarnos, yo lo miraba de reojo, él de vez en cuando sonreía levemente, de golpe, una pregunta terrible se me cruzó y sin pensar, se la hice:
¿Por qué no te vuelves al cielo? Y él me contestó rápidamente:
Porque no puedo
¿Cómo que no puedes?
No puedo, no, no puedo.
No me vaciles, ¿me haces el favor de decirme por qué motivo no vas a poder volver al cielo?
Hubo algo que no te conté de la conversación con mi padre.
- Qué, ¿también mentiroso? Y aceleré mi paso, él me seguía a cierta distancia. No podía ver mi cara, pero yo estaba sonriente, me hacía mucha gracia que Jesús mintiera como todos los mortales, traté de ponerme seria y me di vuelta y le dije como severa:
- MENTIROSO
- Y comencé a correr como una chiquilla a toda velocidad, pero con el asunto de los superpoderes él ya estaba esperándome en la esquina Yo hice como que no lo veía y me lo llevé por delante, nos caímos los dos al suelo pero él esta vez hizo algo para que yo no me golpeara. En ese momento sentí una gran ternura hacia él, pero igual le volví a preguntar
- ¿Por qué me has mentido?
- No te he mentido, no te he dicho toda la verdad, considerando que tu eres muy sensible.
- ¿Cómo de sensible?, ¿acaso tú me conoces en profundidad?
- No, no te conozco en profundidad pero tú eres muy sensible.
- ¿Y de qué se trata eso que me haría tanto daño?
- Jesús no me contestó y comenzó a caminar, ahora era él el que caminaba adelante y yo lo seguía a unos pasos, de golpe Jesús se dio vuelta me miró muy seriamente, creo que a los ojos y me dijo:
- ¿Y tú por qué me preguntas porqué no me voy al cielo es que no soportas que viva en la tierra?, que si aparezco porque aparezco que si desaparezco porque desaparezco, eres muy sensible.
- Porque no te dejas de rollos y me cuentas toda la verdad, toda la verdad y me comencé a reír que no daba más, me sentía una madre gritándole a su hijo pequeño por que le había mentido
- Jesús comenzó a reír francamente y nos abrazamos por primera vez. y me tomo en sus brazos y me lanzó hacia arriba unos 20 metros y yo no caía sino que descendía como volando cuando terminé de bajar y estaba otra vez a su lado le pregunté inquieta,
- ¿me estás transmitiendo algunos superpoderes? Y Jesucristo sonriendo me dijo.
- Bueno, si tu lo dices…

jueves, 9 de abril de 2009

DESPUES DE LA ÚLTIMA CONVERSACIÓN CON JESUS…

Después de la última conversación con Jesús me impuse no llamarlo nunca más.
Pero nada era fácil para mí, perdí casi completamente el apetito y cada vez que quería dormir no podía conciliar el sueño o peor aún en cuanto me quedaba dormida me despertaba casi inmediatamente sobresaltada y antes de soñar nada.
La idea surgida en la última conversación de poder transformarme en el Llanero Solitario o Robin Hood en la época actual y acompañada de los superpoderes de Jesús, me volvió completamente loca.
Mi esbelta figura se fue descomponiendo. Sin comer, sin dormir, sin escribir y sin ir a trabajar, comencé a sentir que podía morirme ahí, sola, sin amor, ni ilusiones y todo porque la idea de utilizar los superpoderes de Jesús como si fueran míos, me había enloquecido y por momentos, sentía que para siempre.
Me miraba en los espejos de la casa a cada instante, y al verme tan fea, tan desmejorada, con arrugas, las tetas un poco caídas, mi espléndida cabellera enmarañada y sucia, un día me dije, se terminó, lo llamo y listo, me uno a él para toda la vida, me someto a sus superpoderes y entre los dos salvamos la humanidad o, por lo menos, la equilibramos.
Después la sola idea de someterme a alguien y para toda la vida me volvía loca. Y, entonces no lo llamaba, intentaba masturbarme para olvidar y no podía, trataba de leer lo que había escrito y me volvía más loca, llegué a darme la cabeza contra el espejo del baño.
Cuando vi la sangre exclamé: ¡Por Dios, Jesús!
Y Jesús apareció detrás de mí, me puso las dos manos, una en cada hombro, y me dijo:
-Aquí estoy, Bella.
Y vi como la sangre desaparecía, la herida se cerraba sin dejar ninguna marca en mi frente, la piel se estiraba, las tetas se me levantaban un poco, recuperé los kilos perdidos y el pelo lacio y hermoso como a mí me gustaba y me sentí la mujer más feliz del mundo.
Jesús interrumpió mi éxtasis frente a mi propia imagen y me preguntó:
-¿Me necesitas para algo, Bella.
- No, te llamé de casualidad pero me hace muy feliz tu presencia.
-Entonces me quedo.
-Sí, claro, por supuesto.

lunes, 6 de abril de 2009

ME DOLÍA UN POCO LA CABEZA, QUE NUNCA ME DOLÍA

Me dolía un poco la cabeza, que nunca me dolía. Le dije a Jesús que quería dormir un rato y que después quería hablar seriamente con él.
Se acercó cariñosamente y me puso la mano en la frente. Sentí un alivio infinito no sólo en la cabeza, de cualquier manera le dije que quería descansar un poco.
Jesús me dijo: Bueno. Y yo me fui a acostar.
Me acosté toda vestida, me tapé los pies con una manta, regalo de mi tía abuela Carolina del Norte, pero no pude dormir.
A los veinte minutos me levanté y fui hasta el salón. Jesús seguía sentado. Le dije un poco bruscamente:
-O me cuentas la conversación que tuviste con tu padre en el balcón o no quiero verte nunca más.
Jesús preguntó: ¿El día de la tormenta?
-¡Qué! ¿Conversaste otra vez con tu padre y no me dijiste nada?
-No, no, sólo el día de la tormenta.
-¿Qué te dijo?
Jesús se levantó del sillón, comenzó a caminar, yo creo que nervioso, dando vueltas alrededor de la mesa de malaquita verde.
-¿Estás nervioso? Le pregunté.
-No, tengo miedo que te pongas nerviosa tú.
-¿Y por qué yo me tengo que poner nerviosa si el que tiene que hablar eres tú?
-Tengo miedo que no soportes o que te tomes a mal la conversación que tuve con mi padre.
-No te hagas el campeón que aquí en España somos todos campeones, así que habla.
Jesús me dijo:
-Ah sí, ya me enteré de que ganaron la Copa de Europa.
-No desvíes la conversación con cualquier excusa, a ver ¿Qué te dijo tu padre?
“-Hijo mío.
-Sí, papá.
-¿Estás contento con la utilización de tus superpoderes?
-Bueno, más o menos pero fue ella la que me pidió que destruyera la Catedral.
-Bueno una cosa es que vivas con ella y jueguen a la ronda y otra cosa es que destruyan el mundo.
Y yo, con los brazos en extensión peripatética, le dije:
-Es que no sé qué hacer, no sé qué hacer.
-Entonces, papá me dijo…”.
Y se quedó callado.
-Y ahora ¿qué te pasa? ¿Qué te dijo?
“-Hijo mío la tierra está en crisis, la desocupación avanza a pasos agigantados, los pobres se multiplican por doquier mientras que unos pocos, dueños del dinero y de la vida de los demás se jactan de ser invencibles y todopoderosos y aquí el único todopoderoso es tu padre.
-Sí, papá, sí papá.”.
Y Jesucristo se quedó en silencio nuevamente.
-Y todo el lío que armaron con la tormenta fue solo para decirte eso que está en todos los periódicos.
-Has visto que no ibas a aguantar, que te ibas a poner nerviosa. Ven, siéntate y tomemos un refresco.
Tomé un trago del refresco que milagrosamente había aparecido en la mesa y le pregunté:
-¿Qué más te dijo tu padre?
-Que utilizara mis superpoderes en lugar de para destruir el mundo, para aliviar la injusticia sobre la tierra.
Me comencé a reír de una manera exagerada.
-¡Qué! ¿Como Robin Hood o el Llanero Solitario?
-Sí, esos son los nombres que me dio mi padre. Robarle a los ricos, entorpecer sus proyectos, ayudar a los pueblos a liberarse de sus dictadores y repartir la comida y el dinero de una manera equitativa.
-No me jodas, Jesús, que me estoy mareado.
Antes de quedarme dormida, le dije:
-¿Estás loco? No me vuelvas loca a mí. Yo soy Ingeniera Jefa de una empresa muy importante, los dueños son un poco carcas pero me pagan un buen sueldo que me alcanza para vivir holgadamente.
-Pero mi padre me dijo que no hay que conformarse con el techo y la comida, que hay que luchar por la libertad, por la igualdad, por la cultura…
Y yo sorprendida, le dije:
-¡Qué! ¿Tu papá es Marx?
-No, mi papá es Dios pero Marx es uno de sus libros de cabecera.

jueves, 2 de abril de 2009

SEGUIMOS EN MI OFICINA, YO ESTABA BASTANTE PREOCUPADA…

Jesús, en silencio. De pronto me dijo:
-¿Me puedo quedar aquí?
Le dije que sí, pero invisible y que luego a la noche me gustaría tener una conversación. Toque el timbre para llamar a los Ingenieros.
-¿Está mejor, Jefa? me preguntó el Ingeniero 1.
-Sí, estoy mejor, pero…
El Ingeniero 2 intervino:
-¡Qué responsabilidad el hecho de que cada vez que lo llame aparezca!
Yo contesté:
-Sí, es una gran responsabilidad y por eso espero que ustedes me ayuden.
-¿Y no sería bueno que consulte a un psicólogo?
-No me venga con tonterías, ¿qué va a poder un psicólogo contra Jesús?
-Bueno no le dije para pelear contra Jesús, le dije para que usted pudiera hablar con algún especialista.
-Especialista ¿de qué? ¿Acaso hay algún especialista de los superpoderes de Jesús?
El otro Ingeniero agregó:
-Sí, claro, Dios.
-¿Pueden dejarme sola, por favor?
-Sí, cómo no.
-Cualquier cosa nos llama, Jefa.
Ya en mi casa, lo llamé a Jesús para preguntarle qué conversación había tenido con su padre.
-Jesús, Jesús.
Y Jesús no aparecía.
-Y ahora ¿qué te pasa? ¿por qué no apareces? ¿o fue todo producto de mi mente enferma? ¡Jesús, mierda!
-Sí, Bella, ¿me llamabas?
-¿Por qué tardaste tanto tiempo en aparecer?
-Tenía miedo que me regañaras.